Historias que no cesan de narrarse
dentro nuestro.
Una y otra vez se repiten,
haciendo lo suyo.
Eficaces. Poderosas.
Conocen muy bien cada detalle
de su oficio.
Historias inconscientes que se narran a sí mismas
Nos habitan,
pero no somos sus dueños.
Tienen cien modos para hacernos sentir culpables
por faltas que nunca cometimos.
A veces nos ilusionan

como si encarnaran una especie de magia,
capaz de dar cuenta y explicarlo todo…
… para terminar confundiéndonos
sin decirnos nada.
Las hay de muchas clases.
Algunas exhiben sin pudor,
esa clase de crueldad que desencadena el espanto.
Otras, dan vida a personajes
que se pasean distinguidos
como si encerraran pensamientos sublimes y elevados.
Impresionan como hábiles titiriteros
que a mitad del camino
se desentienden de su oficio
y arman un embrollo
enredándonos con sus hilos.