Escrito por Eduardo M Romano el 23 octubre, 2021
Cómo otorgarle la palabra,
sin empobrecerlo ni reducirlo
al monótono despliegue
de una historia que transcurre Homogénea,
y en un tiempo en línea recta.
Cómo darle la palabra a eso que acontece,
sin quedar atrapado por la seducción
de construir un hilado de escenas
demasiado bien definidas y resueltas.
Al punto que no consientan los vacíos que espantan ,los murmullos que distraen
los ecos que disipan, las esperas que amortiguan
y los sinsabores que acorralan.
Cómo decir eso que fue un incierto devenir
y cristaliza en éstas y no en otras escenas y personajes,
con su cúmulo de fantasmas.
Cómo expresar el tiempo que se estira
y se prolonga arrastrado
por un devenir denso y profundo,
en el que proliferan
las coordenadas del espacio
y las propias paradojas del tiempo.
Con sus avances, retrocesos,
densidades y el incierto
arrebato de sus fugas.
Sin las cuales, serían imposibles
el acontecer, la escena y la palabra.
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