Escrito por Eduardo M Romano el 21 noviembre, 2021
Su queja se la escuchaba fría y distante.
Lo cual no significa que no fuera genuina.
Más bien parecía que no le resultaba posible desplegar
del todo su ambiguo sentimiento.
Una queja monocorde,
fría y petrificada,
que sonaba falsa, aunque no lo fuera.
La propuesta inconsciente se repetía,
monótona y mecánica.
Algo así como confundirse
en un barullo adhesivo.
Simulacro de encuentro.
Pérdida vestida de hallazgo.
Alboroto confuso que se probaba las ropas
de eso que no pudo ser empuje deseante.
Desprovisto de imágenes, despoblado de fantasmas
y sin otros.
Una y otra vez, el repetido escenario se montaba.
En donde la fascinación de hoy,
era el seguro anticipo
de la decepción de mañana.
Búsqueda tan empecinada como imposible
por forzar
eso que nunca fue.
Como obligando a una Nada,
a ser huella y memoria.
274 Vistas
Deja una respuesta