Escrito por Eduardo M Romano el 25 agosto, 2015
En esa Escena cotidiana, eran tres.
Pero uno parecía llevar la voz cantante.
Porque no dejaba de relatar
una historia muy curiosa,
llena de brillos, peripecias,
contrastes e ingenio.
Me refiero a esa clase de historias
que una vez que uno comenzó
a escucharlas,
tiene ganas de que sigan y sigan.
Aunque nadie pueda delimitar
en qué lugares precisos se encuentran las fronteras
entre las verdades ,los ensueños y las fantasías.
O si prefieren ,alguna clase de línea divisoria
entre lo verosímil y lo insólito…
… entre esto atinado y aquello otro,
que por más que se lo mire,
parece no tener pies ni cabeza.
Pero aún así,
es tan lindo
y gusta tanto,
seguir escuchándolas…
…Porque salvo a uno que otro puntilloso,
purista o esquemático,que nunca falta,
nadie se propone interrumpirlas.
Por más que en algún lugar
uno se dé perfecta cuenta,
que el protagonista , que es además el que la enuncia,
salga siempre bien parado,
ante una dificultad cualquiera.
Ya un borde incréible , un recoveco inesperado o un abismo filoso.
Nada de eso importa.
Porque todo resulta tan bien dicho,
que es casi imposible
.. no prestarse a escucharlas
con embeleso,
si alguien con sutileza ,
puede componer en palabras,
tantas de esas cosas
que llevamos muy escondidas
dentro nuestro.
953 Vistas
Deja una respuesta