Escrito por Eduardo M Romano el 22 noviembre, 2013
Está muy bien usar los almanaques,
para mirarlos y tener cierta descripción
formal acerca de los días que transcurren.
Pero lo que no está para nada bien
es eso de andar creyendode
la ficción
entre ridícula y absurda,
que puede venir pegada a ellos.
Me refiero a la idea inverosímil
que es posible y está al alcance de la mano,
controlarlos exactos
a los días.
Tanto a los que ya fueron, como a los que estan siendo
ahora como a esos que van a venir de lo más ordenados,
más adelante….de acuerdo a esas matemáticas estrictas.
Les digo esto, porque que yo sepa,
el devenir incierto, la impetuosa tormenta que puede llegarnos
hasta el fondo del alma.. el encuentro de lo más imprevisto,
que va a cambiarnos la vida..esa clase de angustia
a la que uno quisiera tenerla lo más lejos posible,
pero que igual se nos instala..algún sentido nuevo que es
capaz de acometer y de hacer trastabillar a los otros, tenidos como
tan firmes y seguros..Nada de esto que les digo,
figura ni por asomo
en esos almanaques rigurosos,
con aire de predecibles y ambición de solemnes.
Y si acaso están y soy yo el que no se da cuenta,
les pido que me lo digan sin hacerse demasiados problemas.
Porque yo no alcanzo a distinguir,
ninguna de las cosas que les dije,
adentro de todas esas cuadrículas simétricas.
Lo que veo
son hileras de cifras,
,que dan a entender
que lo han atrapado al Tiempo…
…casi como que para enseñarle obediencia
y disciplina.
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