Escrito por Eduardo M Romano el 6 agosto, 2023
Sólo con el tiempo y arduamente,
pudo llegar a darse cuenta
de que junto a esos asuntos
que durante tantos años habían permanecido
celosamente ocultos,
había otros,mucho más inquietantes.
Entonces supo que se enfrentaba
a algo distinto.
Gestos, arrullos, melodías y preludios de sentimientos
que debían haber sido intensos presentes,
jamás estuvieron.
Permanecíeron en un eterno suspenso,
como si fueran ausencias congeladas en el tiempo.
Nunca habían estado.
No estuvo el abrazo en el desaliento,
ni el sostén en la incomprensible caída.
Ausente estuvo el gesto que podía poner fin al sollozo.
Ausentes estuvieron la cadencia del murmullo
y la palabra precisa,en medio de aquél vértigo sin sentido.
Sólo intolerables archipiélagos vacíos,
allí donde debían habitar
la caricia, el amparo,
el susurro y la palabra.
240 Vistas
Deja una respuesta