Generaba una especie de vacío en torno suyo.

Escrito por Eduardo M Romano el 24 diciembre, 2013

 

Tenía un temperamento afable y hasta podría decir que

se trataba de una persona buena.

Pero siempre imponía cierta distancia infranqueable.

para hablar

de determinadas cosas o no decirlas del todo.

Jamás asumía ninguna clase de riesgos, apuestas de vida

ni que yo sepa

en los asuntos del amor , nunca se había hecho ni arriesgado por ilusión ninguna.

La mayor parte , a causa de cierta inercia emotiva

que sabemos que puede ser una cabal

expresión de algo fuertemente reprimido…. y la otra parte que restaba,

por una especie de terror  a equivocarse e ir por lo que llamaba

“el mal camino “.

Estaba entregado (rendido es la palabra)

a una espeie de quietud más o menos conciente.

Que todos sospechaban tenía sus más que obvias razones

edípicas  e inconscientes.

Les aclaro que no llegaba a ser una de esas personas

que a uno llegan a causarle rechazo. Tampoco causaba lo que se

dice incomodidad ni desagrado marcados,

a los que tenían la oportunidad de conocerlo  un poco más a fondo.

Porque les repito que no era mala persona.

Podría decirse que su temple era retaído y metido para adentro…

que ante la mínima duda, seguro que tomaba la decisión

de no hacer nada….

Y esto tómenlo como por ejemplo no  adelantar los pies, un centímetro más de la cuenta…

No hacía otra cosa que pensar lo conveniente y preguntar

sólo lo imprescindible en la ocasión mas oportuna y no en otra.

De modo que siempre pasaba por ser una persona de lo más correcta

y circunspecta

Lo que se dice reproche , no se le cabía ninguno.

Porque no hacía otra cosa

que cumplir escrupulosamente con todas y cada una de las reglas . Las escritas y las otras,

que se las espera y no se las dice.

Por lo que pude saber, llevaba una vida bastante grisácea,

llena de cambios anulados y sorpresas acotadas.

Las emociones eran decididamente trabajadas

en forma para él inconsciente,

hasta volverlas de lo más anodinas.

Al Deseo y a la Libido, los tenía encerrados en el patio del fondo.

Debajo de varias capas de asfalto o de cemento.

Uno de los dos seguro, aunque no podría precisarles cuál de ellos.

Lo curioso es que por esta persona tan sufriente

como ascética y pintoresca,

por más que no provocara rechazo,como ya les he mencionado,

en verdad, eran muy pocos

los que podían sentir por él un apego o  empatía genuinas.

Porque se hacía más que dificil establecer con él alguna clase

de nexo afectivo, ya sea amable, comprensivo o de las otros,

más íntimos y más jugados.

Porque así como se presentaba,

de lo más tranquilito, manso y anodino,

no dejaba de transmitir por algun lado

y de un modo

que para él resultaba del todo inconsciente,

…no sé bien cómo decirles…algo así como cierta clase de agresividad

borrosa y ambigua.

Porque les aseguro que era muda y opaca.

Y hasta quienes le eran más cercanos, no podían llegar  a captarla del todo de manera clara y conciente.

Entonces , como sucede en estos casos,

los otros actuaban en consecuencia,

sin que mediara demasiado el pensamiento.

Produciéndole a su alrededor

esa especie de sutil

pero demoledor vacío y aislamiento…que uno se da cuenta

que está ahí presente…

…aunque nadie se lo diga y ninguno lo

ponga en palabras.

Sucede, es lo que pienso,

que a muy poca gente

le resulta digerible ni sencillo

establecer y tomar un contacto tan directo y cercano,

con esa clase de resignación

empecinadamente dócil con respecto al Deseo propio…

….y ese inquietante sentimiento

de derrota crónica

ante  la Vida,

que se le va instalando de ese modo, a uno.

 

 

 

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