Escrito por Eduardo M Romano el 12 marzo, 2023
En medio de la sorpresa y el desconcierto,
nos dijimos que debían ser una especie
de inquietantes intensidades,
que se ubicaban más allá de
los límites precisos del adentro y el afuera.
Paradojales ,las sentíamos
tan propias como ajenas y esquivas.
Siempre inoportunas,
como salidas de una Nada,
imponiéndose
como embrujos,
sin que a nadie
se le hubiera pasado por la cabeza invocarlas.
Inefables, de a poco,nos fueron dejando sus marcas.
Un terco repiquetear
era casi la única prueba
de la que disponíamos
acerca de su inquietante presencia.
Tiempos de amenaza en los que andábamos sin rumbo
y cautivos de un vacío que éramos incapaces de descifrar.
Atrapados en un vértigo,que aún hoy,cuando acomete,
nos aísla y nos lanza.
Sin la envoltura protectora de un Otro,
ni la suave condescendencia
de sus palabras.
103 Vistas
Deja una respuesta